lunes, 12 de diciembre de 2011

Los buceadores de la Universidad de Michigan recuperan madera prehistórica en el lago Huron




ANN ARBOR, Michigan.- Bajo las aguas frías y claras del lago Hurón los investigadores de la Universidad de Michigan han hallado una pieza de madera, de 1,67 metros de largo y con forma de poste, que data de unos 8.900 años. El madero, que en un costado está rebajado y biselado de una manera que parece deliberada, podría proporcionar claves importantes sobre un período misterioso en la prehistoria de América del Norte.

“Ésta fue la etapa en la cual los humanos pasaron, gradualmente, de la caza de mamíferos grandes como el mastodonte y el caribú a la pesca, la recolección y la agricultura”, dijo el antropólogo John O’Shea. “Pero dado que la mayoría de los sitios en esta área donde vivieron los pueblos prehistóricos ahora están bajo agua, no tenemos pruebas fehacientes de este cambio importante, sólo indicios que datan de antes y después del cambio”.

Con el apoyo de la fundación Nacional de Ciencia y la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA por su sigla en inglés), O’Shea y su colega de la UM, Guy Meadows, empezaron a explorar el área en medio del actual lago Huron hace varios años. En 2009 dieron cuenta del hallazgo de una serie de formaciones de piedra que, creen eran “senderos de tránsito” usados por los antiguos paleoindios para conducir los caribúes hacia el matadero, una técnica que todavía usan los inuit. Estos senderos o corrales estaban ubicados en la cordillera Alepan Amberley, una conexión de tierra a través del medio del actual lago Huron que vinculaba el norte de Michigan con la región central de Notario durante los períodos de aguas bajas en el pleistoceno y el holoceno temprano.

Desde aquel descubrimiento O’Shea y Meadow han trabajado en la identificación de sitios de campamentos humanos, que están ubicados típicamente lejos de las áreas de caza. Los investigadores llevaron su bote de 7,60 metros de largo, el “S-V Blue Traveler”, a una franja entre 65 y 95 kilómetros adentro del lago Huron desde Alpena, Michigan, y allí avistaron por primera vez el antiguo objeto de madera usando un pequeño vehículo, botado a mano y operado con control remoto y que está equipado con una cámara de vídeo. Luego un equipo de buceadores, entre los que se contó O’Shea, se sumergió a unos 30 metros para recuperarlo.

La edad del objeto, que estuvo almacenado inicialmente en un tubo de policloruro de vinilo (PVC por su sigla en inglés) lleno con agua del lago, se ha determinado usando el método de carbono. Actualmente está sometido a análisis más detallado para determinar si hubo alguna modificación hecha por humanos como lo sugiere un examen visual. “Lo primero que uno nota es que parece haber sido moldeado con una base redondeada y una punta afilada”, dijo O’Sheal. “Asimismo en uno de los lados hay un bisel que no luce natural sino más bien como que fue hecho a mano. Parece como si se hubiera usado como poste de una carpa o para colgar la carne”.

Además del espécimen de madera los investigadores de la Um han recolectado otras muchas muestras del fondo del lago que, esperan, proporcionarán claves acerca del ambiente antes de que quedara sumergido bajo las aguas crecientes del lago. Algunas de las muestran ahora están siendo analizadas en la UM en tanto que otras las analiza un experto canadiense en reconstrucción de sitios sumergidos y microlascado, el examen de las lascas de piedra que miden menos de un milímetro de diámetro y que se producían en cantidades grandes durante la manufactura de herramientas de piedra.

Hasta ahora, según O’Shea, se han encontrado cantidades de polen de pino y carbonilla. “Lentamente empieza a conformarse la imagen ambiental”, dijo. “Hubo cerca de este sitio un área pantanosa. Al parecer empezamos a aproximarnos a seres humanos pero, claro, los incendios forestales pueden haber causado la carbonilla tanto como las fogatas de cocina. Por eso tenemos que esperar los resultados de los análisis para estar seguro de qué es lo que hemos encontrado”.

O’Shea y sus coletas también tienen que esperar a que mejoren las condiciones meteorológicas antes de que puedan reanudar bajo el gran lago su búsqueda de pruebas de la presencia humana.

La investigación se llevó a a cabo con la colaboración del Santuario Marino Nacional de Thunder Bay, de la NOAA, y la División de Grandes Lagos del Cuerpo de Cadetes del Mar de la Marina de Guerra de EEUU, ambos con base en Alpena, Michigan.

O’Shea es profesor de antropología en el Colegio de Literatura, Ciencia y Artes (LSA) de la UM, y curador de Arqueología de los Grandes Lagos en el Museo de Antropología de la UM. Meadows es profesor de oceanografía física en el Colegio de Ingeniería de la UM.

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