Haciendo referencia a una carta enviada el 22 de septiembre del presente año, por el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda (Tirofijo), en la cual plasmó que “mientras el Gobierno de Colombia se niega a aceptar el despeje de un lugar con el fin de entrevistarnos y lograr un acuerdo que permita liberar a los prisioneros, analizar las bases para posteriores encuentros (…) hasta lograr la paz, facilita a los 2 mil 500 o 3 mil militares norteamericanos en calidad de asesores, suficientes comodidades...”, el presidente Chávez aseguró que el Gobierno de Colombia realmente no quiere la paz.
Esta respuesta la emitió en el encuentro sostenido con los representantes de los medios de comunicación internacionales, realizado este sábado en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, cuando fue consultado sobre si lo perjudican o no “los diferendos” con Colombia, de cara a la votación para la aprobación o no de la Reforma Constitucional, a celebrase el domingo 2 del mes en curso.
En su opinión, “ni nos benefician, ni nos perjudican” porque estos conflictos no fueron provocados por él, sino por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, quien irrespetó los compromisos establecidos. Porque él, al enterarse de la conversación del mandatario venezolano con el general colombiano Montoya, hizo pública la información tergiversada, al decir que es un plan secreto, sin siquiera consultarle telefónicamente.
Al hacer referencia a las pruebas enviadas por Tirofijo, las cuales fueron interceptadas en Bogotá —de acuerdo a las informaciones de los organismos de inteligencia colombianos—, evidencias que venían para Caracas y cuya revelación y colocación en la Fiscalía colombiana para el conocimiento público, el jefe del Estado se preguntó si esta medida podría en riesgo la vida de las personas en manos del grupo rebelde.
Por estas razones, el jefe de Estado preguntó si un Gobierno que obstaculiza e incumple con sus promesas en pro de este compromiso humanitario, “¿quiere la paz realmente?, no la quiere. Tampoco es interés del Gobierno estadounidense que se logre esta meta, porque ese territorio funciona como una de sus bases militares”.
“Mi interés no es el protagonismo internacional con esta mediación. Por el contrario, es poner todo el corazón y los mejores esfuerzos para lograr el acuerdo humanitario y trazar los caminos para la paz”, indicó el líder de la Revolución Bolivariana.
Recordó que su papel de mediador comenzó porque la senadora Piedad Córdoba le pidió su ayuda para conseguir un verdadero camino hacia la paz de la nación neogranadina, durante un evento realizado en el Salón Ayacucho de esta sede gubernamental, el pasado mes de agosto. Además, porque luego de varios días de conversaciones, el Gobierno de Colombia autoriza esta nueva esperanza para el canje humanitario.
Pese a los diversos obstáculos, como por ejemplo, haber expresado que si algún vocero de las FARC decidía reunirse con el presidente Chávez, debía ser a cuenta y riesgo, aseguró que aún no se han cerrado las puertas porque cree “puede ayudar a estas personas. Creo que puedo y estábamos a punto de lograr los primeros resultados apenas a tres meses de mediación”.
Al momento de dejar por sentado que aunque él no apoya a las FARC, analíticamente expresó se debe reconocer que esta fuerza subversiva no es derrotable militarme como lo cree el Gobierno neogranadino apoyado por el imperio norteamericano. “Yo como militar creo que no son derrotables militarmente las FARC (…), además, pienso que han entrado en una guerra de movilizaciones”.
Para finalizar reiteró que la actitud de su homólogo colombiano Uribe Vélez no perjudica al pueblo, a la nación venezolana ni a su persona. Lo que sí lesiona es a la verdad, a la ética y a las relaciones bilaterales.
Fuente: Prensa Presidencial/Maryuri Varela)
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